– No puedo ver un camino. Dijo el niño.
«El niño, el topo, el zorro y el caballo» – Charlie Mackesy
– ¿Puedes ver tu próximo paso? Preguntó el caballo.
– Sí.
– Entonces, solo toma eso.
Si alguna vez intentaste escalar una montaña, por más pequeña o grande que sea, es posible que te hayas dado cuenta de algo:
- No importa qué tan lejos esté la cima, para avanzar tenés que poner un pie adelante del otro. Tenés que dar un paso más.
Lo único que determina si progresas o no, es si diste un paso más.
El marco de “un paso más” le quita fricción a la escalada: porque a lo mejor no estás seguro de si vas a poder llegar hasta la cima, pero sí de que podés dar un paso más.
Y ese paso, por definición, te mueve de lugar. Y cuando te movés de lugar, ves todo tu entorno desde otro ángulo, desde otra perspectiva.
Llegar a la cima es tan simple como: dar un paso más… muchas veces.
Y así como siempre podés dar un paso más, también podés: comer bien un día más, no tomar alcohol un día más, hacer una llamada más, seguir el plan un día más.
Y esto se traduce en no rendirte un día más.
Y si no te rendís, significa que seguís jugando. Y si estás jugando, estás ganando.
Este es el poder de hacer “una más”.
Cuando das un paso más, cuando haces una repetición más, cuando hacés una mejora más a tu producto, cuando hacés una acción más de ventas; te das cuenta de que siempre vale la pena. (frases que empieza con: menos mal…)
Porque te acerca un poco a eso que buscás.
Pero también porque ganás contexto para la próxima montaña, el próximo entrenamiento, el próximo producto y la próxima venta. Tus habilidades se incrementan con ese esfuerzo extra.
Esto hace que la siguiente iteración más fácil. O incluso más interesante: te prepara para escalar montañas más grandes.
Porque te entrena para aguantar un día más.
Y eso todo lo que necesitás: no rendirte por un día más… muchas veces.
Pro tip: el dolor de empezar es siempre más grande que el dolor de seguir haciendo.
- Si no empezaste: hacé la primer serie, es lo más difícil que vas a hacer porque la siguiente va a ser más fácil.
- Si ya empezaste: hacé una más. No pienses en todo lo que tenés que hacer porque eso hace que frenes y volver a empezar es más difícil. Hacé una más.
Romper la pared
Con casi cualquier proyecto tenés que aprender a romper la pared cuando te bloqueas, y tenés que aprender a empezar de nuevo.
Tal vez una situación familiar te tiene bloqueado y no estás pudiendo enfocarte en empujar tus proyectos… O puede que tengas que cerrar tareas importantes en el trabajo y hayas desperdiciado la última hora en internet…
El momento en que te das cuenta de que esto te lleva a un resultado mediocre, podés recuperarte y aprovecharlo para entrenar tu foco: simplemente empezando de nuevo y comprometiéndote 100% con lo que estás haciendo.
Y también renunciando a lo mal que hayas ejecutado en el pasado. La verdadera manera de perdonarte a vos mismo por haberte distraído las últimas 2 horas, 1 semana o el tiempo que sea; es reiniciando el cronómetro, es empezando de nuevo, es haciendo la próxima repetición.
Si la reunión familiar no está yendo tan bien porque estás pensando en otra cosa o estás entrenando en el gym pero no te esforzaste lo suficiente…
Es útil que sepas que no hay una razón real por la que los próximos 10 minutos en el gimnasio no puedan ser los 10 mejores minutos que hayas tenido en años.
O en el trabajo.
O en la conversación.
Es que no la hay.
En la práctica se trata de dejar de lamentarte y de contarte una y otra vez la historia de todo lo que salió mal para poder conectar 100% con la próxima acción.
Notá esas ganas de estar en otro lugar como simplemente algo que está sucediendo y, no pasa nada, empezá de nuevo.
Los últimos 5 minutos no tienen por qué definir los próximos 5.
Rompé la pared.
– Nico